

Decía Bakunin que los militares, si no tuviesen armas e hiciesen guerras, serían sumamente graciosos con sus saludos, su medallitas y sus tontadas. A los ejecutivos les ocurre lo mismo, si no fuera por que son los que están contribuyendo de manera decisiva a destruir el mundo resultarían muy graciosos.
El único consuelo que nos queda al resto de mortales es pensar que ellos están encerrados en el mismo barco que nosotros y nosotras, por lo tanto, si esto se va a la mierda, no se van a salvar.
De ahí nace la idea de este toy, reírme de su estupidez; la energía nuclear, la nanotecnología o las armas serán un estupendo negocio que les hará ganar miles de millones, pero cuando el mundo se convierta en un lugar infecto e invivible (todavía más) ellos no tendrán más remedio que vivir rodeados de su propia mierda.
El nombre se lo debo al rapero Sage Francis y su disco sickly business pero le añadí una ese por que siempre he creído que esa palabra se merecía cuatro eses como poco.